Muchas personas todavía no conocéis las virtudes del trigo sarraceno, también llamado alforfón. Este grano, que en realidad no es cereal, en realidad es un pseudocereal, pero se le denomina así porque comparten propiedades. Se consume habitualmente en países fríos como Rusia debido a su poder calentador, lo toman en forma de harina y lo llaman kasha. Tomado en invierno aporta calor y da vigor y energía. Tiene infinidad de propiedades pero destaca un flavonoide, la rutina, un potente antioxidante. Da elasticidad a venas y arterias. Y además no tiene gluten. ¿A qué espera para probarlo?
Empezamos lavando el trigo sarraceno, bajo el grifo o dejándolo un rato en agua. Escurrir y reservar. Si quieres darle más sabor, un truco es antes de cocinarlo tostarlo un poquito en una sartén, sin aceite ni nada, unos 5 minutos moviendo constantemente.
Pelamos las cebollas y cortamos en cuadraditos. Las alcachofas las pelamos hasta llegar casi al corazón, cortamos las puntas de las hojas centrales y partimos por la mitad, y de ahí cortamos en juliana, como abanicos. De cada alcachofa saldrán unos 8 trocitos. La coliflor la lavamos bien y cortamos en ramilletes pequeños.
Ponemos una sartén con AOVE y añadimos la cebolla, saltemos 5 minutos a fuego fuerte con una pizca de sal.
Añadimos las alcachofas y salteamos otros 5 minutos a fuego fuerte y otra pizca de sal.
Ahora añadimos el cereal y la hoja de laurel, y echamos tres partes de agua por una de trigo sarraceno. Sazonamos y dejamos que rompa a hervir.
Al romper a hervir bajamos el fuego a medio-bajo y tapamos. Dejar unos 10 minutos.
A los 10 minutos añadimos los ramilletes de coliflor y cocinamos otros 10 minutos más o hasta que el trigo ya esté hecho.
Para la mantequilla de cebolla: pelamos y cortamos las cebollas en juliana y las saltemos en una sartén con una pizca de AOVE y una pizca de sal. Primero a fuego fuerte para que sude la cebolla y luego bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocinar 25 minutos. Cuanto más tiempo esté, más dulce saldrá y más calentador será su efecto.
Rallamos el jengibre con su piel y todo. Cogemos la bolita que salga y exprimimos su jugo encima de la cebolla pochada. Dejar unos 5 minutos más para mezclar los aromas.
Batimos la cebolla y rectificamos de sal si fuera necesario. Esta mantequilla de cebolla es deliciosa, sirve como paté como entrante o para meriendas. Es muy medicinal, estimula las defensas y tonifica el bazo y estómago.
Emplatamos poniendo un poco de trigo sarraceno en el plato y encima una cucharada colmada de mantequilla. Podemos decorar con sésamo negro tostado. ¡Buen provecho!
Ingredientes
Instrucciones
Empezamos lavando el trigo sarraceno, bajo el grifo o dejándolo un rato en agua. Escurrir y reservar. Si quieres darle más sabor, un truco es antes de cocinarlo tostarlo un poquito en una sartén, sin aceite ni nada, unos 5 minutos moviendo constantemente.
Pelamos las cebollas y cortamos en cuadraditos. Las alcachofas las pelamos hasta llegar casi al corazón, cortamos las puntas de las hojas centrales y partimos por la mitad, y de ahí cortamos en juliana, como abanicos. De cada alcachofa saldrán unos 8 trocitos. La coliflor la lavamos bien y cortamos en ramilletes pequeños.
Ponemos una sartén con AOVE y añadimos la cebolla, saltemos 5 minutos a fuego fuerte con una pizca de sal.
Añadimos las alcachofas y salteamos otros 5 minutos a fuego fuerte y otra pizca de sal.
Ahora añadimos el cereal y la hoja de laurel, y echamos tres partes de agua por una de trigo sarraceno. Sazonamos y dejamos que rompa a hervir.
Al romper a hervir bajamos el fuego a medio-bajo y tapamos. Dejar unos 10 minutos.
A los 10 minutos añadimos los ramilletes de coliflor y cocinamos otros 10 minutos más o hasta que el trigo ya esté hecho.
Para la mantequilla de cebolla: pelamos y cortamos las cebollas en juliana y las saltemos en una sartén con una pizca de AOVE y una pizca de sal. Primero a fuego fuerte para que sude la cebolla y luego bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocinar 25 minutos. Cuanto más tiempo esté, más dulce saldrá y más calentador será su efecto.
Rallamos el jengibre con su piel y todo. Cogemos la bolita que salga y exprimimos su jugo encima de la cebolla pochada. Dejar unos 5 minutos más para mezclar los aromas.
Batimos la cebolla y rectificamos de sal si fuera necesario. Esta mantequilla de cebolla es deliciosa, sirve como paté como entrante o para meriendas. Es muy medicinal, estimula las defensas y tonifica el bazo y estómago.
Emplatamos poniendo un poco de trigo sarraceno en el plato y encima una cucharada colmada de mantequilla. Podemos decorar con sésamo negro tostado. ¡Buen provecho!
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